Un buen diseño es la base de un buen sistema de implantes.

El uso de implantes para reemplazar las pérdidas dentales se ha convertido en una rutina en la práctica diaria del dentista. Se han diseñado, probado y presentado diferentes tipos de implantes en el mercado para proporcionar soluciones protésicas, anatómicas, estéticas y funcionales en pacientes con pérdida parcial o total de sus dientes.

Actualmente existen múltiples sistemas de implantes en el mercado y su fiabilidad está respaldada en diferentes estudios clínicos.

A pesar de la alta tasa de éxito de los implantes dentales, hay varios factores que conducen a complicaciones y al fracaso posterior del tratamiento.

A nivel clínico, algunas de las principales causas de falla en la implantología son:

  • La osteointegración incompleta.
  • Las complicaciones con los tejidos blandos circundantes.
  • Los problemas biomecánicos.
  • Los hábitos parafuncionales como el bruxismo el cual causa fracturas y fatiga en los materiales.

El método de elementos finitos o MEF es un método numérico para la solución de ecuaciones diferenciales muy complejas. Para estudiar un problema mecánico complejo, se utiliza el método MEF para simular la distribución de tensiones, dividiendo la geometría del problema en un conjunto de elementos mucho más pequeños y simples. El desplazamiento y la tensión causados ​​por la carga en cada lugar de una estructura se pueden calcular mediante un programa informático.

¿Por qué es imprescindible un buen diseño del sistema de implantes?

Es imprescindible un buen diseño de la fijación implantaria ya que, además de ser un punto clave, es el pilar fundamental que hace que un sistema sea fiable para el clínico y se comporte de forma adecuada al recibir las cargas y las fuerzas de masticación del paciente.

Tras años de evolución, desde los primeros diseños de implantes de Branemark, se han ido conociendo que hay puntos especialmente sensibles donde se concentran las fuerzas de la masticación en un implante. Estas zonas suelen ser los milímetros más coronales del implante, coincidiendo con su máximo diámetro y con la dureza o rigidez del hueso cortical.

Por desgracia, como sabemos, no es una buena zona donde concentrar tensiones que puedan producir una pérdida ósea inicial, que pueda debilitar el sistema y ser el paso inicial de una futura periimplantitis. 

Por ello, los mejores sistemas de implantes cuentan con diseños que reparten las fuerzas de la forma más equitativa posible, y que, sobre todo, intentan evitar que las máximas tensiones se acumulen en los tres milímetros coronales del implante, para preservar esta zona ósea, cuya estabilidad a largo plazo es muy importante.

En el diseño del implante M12, como se puede ver en la imagen, esta norma se cumple.

Reparto de fuerzas homogéneo, respeto de la zona coronal, y magnitudes de fuerzas limitadas.

Todo ello hace del implante M12, y de este sistema, una herramienta sólida y fiable tanto para el clínico como para el paciente.

Para conocer más sobre el sistema de implantes M12 de Oxtein haz clic en el link.

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